jueves, 13 de enero de 2011

Insomnio

A lo largo de mis 28 años he sufrido de insomnio dos veces. La primera en la época escolar debido a inquietudes propias de muchos adolescentes, la segunda en la universidad por un amor… adolescente. El hecho es que, en mi caso, el insomnio siempre es producto de inconformidades, problemas, dolores, tristezas. El insomnio de los últimos días es distinto.

Los años pasan, y las cosas cambian o siguen iguales de acuerdo al ánimo que tengas al momento de analizar las cosas. Estas vacaciones han sido atípicas, pues, además de estar en Cartagena más tiempo de lo normal, he salido con mis amigas… en esas salidas aprendí que el turismo que llega a mi ciudad antes del 24 de diciembre es más “pupi” y que Cartagena este año no se llenó como los anteriores. Ah, bueno, también estoy aprendiendo a manejar una máquina de coser… tarea nada fácil.

Y bueno, me da insomnio. ¡En Cartagena! ¡De vacaciones!

Como mi primer episodio de insomnio fue escolar, quiero escribir sobre mi velada de hoy/ayer. Llegué hace una hora de verme con algunos de mis compañeros del colegio en que me gradué y, realmente, algunas cosas nunca cambian. Por más noventero u ochentero que suene, planearon la “reunión” del curso (ahora por BB) el día anterior y llegamos seis personas… de 27, y uno no se graduó con nosotros. Y las vainas siguen siendo las mismas. Empezando por la inasistencia, la ingratitud y, obvio, la impuntualidad. Claro, también persisten las buenas carcajadas.

Además de uno por ahí con “canta’o” distinto –ojo, “canta’o, no acento- porque lleva más de cuatro años al otro lado del océano, hablamos de las travesuras del uno y del otro, tenemos el mismo peinado (bueno, yo no), tenemos las mismas muletillas/frases desde hace 12 años, tartamudean los que siempre lo hicieron, aplauden las que siempre lo hicimos para celebrar un comentario, llevan la contraria los que solían hacerlo desde que tenían dientes de leche, y los que la sacaban del estadio con el “apunte”, no pierden esa buena costumbre.

Agradable. Tan agradable que no puedo dormir. Lo cierto es que a pesar que las cosas sigan iguales, fluyen, como el agua de un riachuelo, y ahora escuchan un poco más; hablan con una cadencia que hace 10 años ninguno podía tener.

De esas seis personas, creo que al menos dos sufrimos de insomnio, y en una muestra tan pequeña, el porcentaje es considerable.

A MM, DV, SM, LB y RF, gracias por una velada enriquecedora y graciosa.

RESUMEN 2010
No podía dejar pasar la primera entrada del 2011 sin hablar de lo que pasó el año pasado. Me interno en el 2011 (que es impar, pero al sumar sus dígitos da número par –y los pares no me gustan-) y no pensé mucho en los acontecimientos del 2010, como sí hice hace un par de años.

Sé que hubo dos conciertos que nunca olvidaré, Aerosmith y Greenday… este último me hizo saltar, cantar y bailar como nada y fui profundamente feliz. No hubo viajes, pero me leí unos libros que me hicieron conocer mundos y paisajes. En términos de noticias, recuerdo el terremoto de Haití y la sobre-exposición de los sucesos en los canales nacionales (claro, también tengo en mente la imagen de un periodista de ojos azules y pelo teñido de oscuro llorando; qué tenaz cubrir este tipo de tragedias); el problema en Chile y el despliegue mediático desde que quedaron enterrados, que aumentó cuando los empezaron a sacar; el terremoto en Chile, cuyas fotografías eran desgarradoras; la muerte del Mono Jojoy, de la cual me enteré por un mensaje que me envió por BB mi hermana mayor desde Caracas, y el escándalo Wikileaks.

También estuvo "el peor invierno de los últimos años". Lo pongo entre comillas porque lo cierto es que, si bien el de 2010 fue el peor, el de 2009 fue más trágico que el del año anterior y así sucesivamente. El de este año, lo auguro desde hoy, contará con las peores sequías y lluvias hasta el momento. De nuevo, las vainas siguen siendo iguales.

Sé que hay más, pero nunca me he destacado por mi buena memoria. Pero para mí este año se resume en mi negocio. Comí, respiré y soñé DUPERRET como nunca había vivido nada en mi vida y experimenté emociones encontradas, dificultades y gratificaciones de una sola fuente. No es nada fácil.

En lo macro, puedo concluir que los eventos de este año demostraron (¿re-demostraron?) la capacidad del ser humano en joder al planeta. En lo micro, ser empleado es cómodo en términos de pagos, pero nada más gratificante que trabajar para tu propio negocio. Reitero, nada fácil… Algunas veces extraño la certeza de devengar un sueldo; otras, no tanto.

APUNTES:
Los del salón no son los que impiden que yo duerma… pero aproveché la falta de sueño nocturno para escribir sobre ellos.

Uno puede decir ochentero, noventero. Pero, ¿cómo le decimos a las costumbres de la primera década del 2000? Si no tiene etiqueta, no pasa a la historia…

Lo que me tiene con este insomnio es la NOTICIA del año para mí. Pero de eso escribiré cuando tenga certezas, hechos… incluso fotos.

Les debo la foto de esta entrada... no creo que quieran ver la foto de seis cartageneros posando en la Plaza Santo Domingo como si fueran cachacos. No lo cojan personal, amigos cachacos.