lunes, 21 de enero de 2008

Octavo - De la frustración compartida

Frustración, impotencia y rabia de los que sienten y de los que vemos el secuestro. Crédito: www.flickr.com Lizzie Vengeance












Después de tanto tiempo de no escribir, me siento oxidada. Pero no importa, aquí voy… después de casi un mes de haber empezado 2008 y con el nuevo año, ver todos los asuntos políticos Venezuela-Colombia-Farc, pensé que escribiría mi primera nota en el blog de un asunto diferente.
Pues no, no puedo escapar a la frustración y a la rabia de muchos colombianos de ver cómo Chávez se nos metió en el rancho, cada fin de semana vomitando insultos contra Uribe y su política y su fantástico apoyo a las Farc, pidiendo ante la Comisión Europea que los saquen de la lista de terroristas, porque “no son ningún cuerpo terrorista, son verdaderos ejércitos que ocupan espacio en Colombia, hay que darles reconocimiento, son fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, un proyecto bolivariano, que aquí es respetado”.
Sin comentarios.
Hace unos días leí en El Tiempo el Caso de Copenhague, “una patética variante del síndrome de Estocolmo”, según el analista internacional Moisés Naím, de El País de España, lo que ha hecho que los extranjeros simpaticen con los secuestradores y asesinos guerrilleros.
Tal es el caso de algunos grupos en Dinamarca (cuyo nombre no voy a mencionar, no les voy a hacer publicidad) que venden camisetas y envían dinero a las Farc. O más artísticos aún, tomaron canciones del grupo armado y contrataron dj’s que las mezclaran, dando como resultado pistas electrónicas, a la par de Dj Tiesto y los demás.
Ah, se llama Cumbia Clash, from the jungle to the streets (de la selva a las calles)… qué originales.
Absurdo.
Este grupo de daneses también apoya guerrillas de otros países, como Palestina. Al hablar de ellos dicen que están “brindando solidaridad a la lucha de liberación en Colombia”. Así se refirió una página venezolana al hecho de absolver a los daneses miembros del grupo que vende camisetas.
¿No ven más allá de su nariz? Tampoco es que le crean todo a los medios y crean que acá vivimos en una guerra civil y que no se puede salir a la esquina porque nos cae una granada, pero tampoco que los guerrilleros son personas en pro de los colombianos, luchando por la revolución como el Ché Guevara… que mis reservas le tengo porque cruel sí fue.
Con la ayuda de gente especial pude hacer la nota que va a continuación, que salió hoy en le periódico… primera vez que escribí así para el periódico, me gustó y pensé que me iban a echar.

Gracias a los que me colaboraron.


Venezuela. El cambio oficial es de 2,15 bolívares fuertes por dólar
Reconversión, ¿bajará la inflación?

Empresarios creen que el Gobierno puede tomarse las compañías para intervenirlas, lo que genera especulación, por lo que las personas acaparan bienes y dejan vacíos los estantes.
A lo largo de la historia siempre se ha sabido que una cosa es la teoría y otra la práctica. El cambio de moneda en Venezuela y sus objetivos no escapa a esta tradición.
En teoría, el gobierno venezolano decidió eliminar tres ceros al bolívar a partir del primero de enero de 2008, denominándolo bolívar fuerte, con el fin de facilitar las cuentas ante las grandes cifras en un país donde la inflación subió a 22,5 por ciento, desde 17 por ciento en 2006, a diferencia de un PIB que bajó a 8,4 por ciento el año pasado, cuando en 2006 registró 10,3 por ciento.
En la práctica, las cosas son distintas. No es suficiente una reducción de ceros, –como lo ha hecho Brasil, Perú y Argentina– para bajar la inflación del vecino país, la más alta en tres años y la mayor en América Latina.
Analistas explican que para bajar el IPC en Venezuela es necesario: créditos bancarios a tasas de interés razonables, acceder a divisas sin restricciones y, sin duda alguna, abastecerse de bienes alimenticios, con una oferta adecuada y precios asequibles.
La realidad es otra. Por un lado, con la tasa de cambio fija se puede comprar un dólar por 2,150 bolívares fuertes, pero en las calles se consigue la moneda estadounidense hasta en ocho bolívares fuertes.
Por otro lado, a la hora de hacer mercado, la escasez de productos de consumo primario como leche, azúcar, huevos, granos y aceite, ha llevado a un alza en los precios. Para solucionar esto, el Gobierno flexibilizará los controles de cerca de 400 productos.
Fuentes de organismos multilaterales afirman que “en Venezuela hay factores sistémicos muy graves que causan la alta inflación: el gasto público está elevado por la abundancia de divisas pero, al mismo tiempo, hay control en el tipo de cambio. Es una paradoja que tiene un activo abundante caro, es decir, el dólar es costoso por las restricciones”.
De la misma manera, el desabastecimiento de productos de consumo primario se presenta al fijar los precios de los alimentos, lo que conlleva a que los empresarios dejen de producirlos, lo que genera escasez.
El desabastecimiento también se produce por la incertidumbre, ya que los empresarios creen que el Gobierno puede tomarse las compañías para intervenirlas. Esto da como resultado la especulación, por lo que las personas acaparan bienes y dejan vacíos los estantes.
Esa baja en la producción nacional trae como única opción importar los bienes y, como Colombia es conocida como “la despensa de Venezuela” y está en conflicto con el país liderado por Chávez, sigue creciendo la especulación.
Sin duda alguna, aunque hasta el momento no se han visto repercusiones considerables en el comercio bilateral, es posible que, de no arreglarse las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela, empresarios y consumidores de las dos naciones se verían afectados.
Como se puede observar, la teoría y la práctica son completamente diferentes. La teoría se puede encontrar en los libros, en los noticieros y en la prensa, pero entender la situación real de algunos venezolanos, es mejor conocerla de primera mano.

Perspectivas de algunos venezolanos
Es muy pronto para estimar el efecto del cambio de moneda en la inflación. El Presidente de Fenalco en Cúcuta, Luis Carlos Gaitán, dijo que “fue un cambio más bien cosmético; pero sí hay un efecto psicológico, pues se pasó de tener un millón de bolívares en el banco a tener 1000”.
De acuerdo con Daniel Anillo, ingeniero venezolano, “Chávez hizo el cambio para fortalecer el bolívar, hacerla una moneda respetada como a principios de los 80”. Por su parte, una empleada del sector privado, Milena Ortiz, aseguró que “el cambio fue un capricho del Presidente. Las repercusiones que ha traído es el redondeo de los precios hacia arriba y, por ende, el aumento en todo. Además, el bolívar sigue igual de devaluado”.
En cuanto a la escasez de bienes de consumo, Isabella González, médica, sostuvo que “ir al mercado en una aventura. ¿Qué falta? leche, carne, huevos, aceite de maíz, azúcar. Aunque, en la actualidad, está bastante regularizado el suministro”.
Estos problemas dan como resultado que las personas que viven cerca de la frontera con Colombia prefieran pagar el doble por los bienes en los almacenes de Cúcuta, con tal de conseguir lo que quieren.
“Los venezolanos compran con tarjeta de crédito, con lo cual tienen la posibilidad de pagar en dólares con la tasa de cambio oficial, que es de, más o menos, 0,90, con lo cual pagan el dólar a 2.150 bolívares de los antiguos, y no a 4.600 o cinco mil bolívares si pagaran con la tasa de cambio del mercado paralelo, de 0,42, aproximadamente. Con esto, prácticamente, ahorran más del 50 por ciento de la compra”, enfatizó Gaitán.

Comercio bilateral: hasta ahora, bien
El Presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), Javier Díaz Molina, dijo que el comercio bilateral sigue fluyendo a pesar de las difíciles relaciones políticas y diplomáticas entre Colombia y Venezuela.
“El intercambio entre ambos países es ‘natural’; Colombia envía a Venezuela cerca de 2.500 productos, mientras a nuestro país llegan unos 1.500 productos venezolanos. Si se llega a restringir el comercio, éste seguirá de manera no registrada. El comercio entre Colombia y Venezuela no se acaba de la noche a la mañana”, dijo Díaz.
Dado el caso que el Presidente Hugo Chávez decida cancelar el intercambio, las consecuencias serían negativas. “Son 4.500 millones de dólares que se venden al vecino país y, en la actualidad, no hay otro mercado en donde colocar ese monto. Para los consumidores venezolanos también sería negativo, porque los productos se encarecerían, por ejemplo, por el costo del transporte” si se llega a cuajar la idea de Chávez de importar alimentos desde Brasil.
Según Díaz Molina, la frontera colombo-venezolana es la más activa del continente, más aún que la de los Estados Unidos y México que, aunque es más larga, hay incluso un muro. “Paraguachón, Maicao y Arauca son ciudades en las que se ve movimiento”, en ambos sentidos, de productos que entran y otros que salen.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este artículo fue muy interesante, sobre todo desde que yo era la búsqueda de ideas sobre este tema el pasado jueves.

Trasnochos dijo...

Gracias... aunque el artículo es un poco viejo, el sentimiendo de desagrado frente a la ignorancia de los extranjeros frente al conflicto armado sigue vigente.