viernes, 7 de septiembre de 2007

Segundo - Del no renunciar cuando estás agotado

Cuando estoy trasnochada siento una sensación de hastío, de no aguantarme a mí misma, de querer cerrar los ojos para poder descansar pero, más que todo, para no pensar más.
Así me he sentido esta semana, pero no puedo renunciar.
Los cambios en la vida profesional pueden no sólo alterar el sueño, sino alterar el ánimo y la manera de ver las cosas.
Hasta pensé en dejar de lado todo lo que he venido haciendo por sentir que no tengo a quien aprenderle, por sentir que el que lidera mi participación en el periódico no tiene criterio.
Pero como alguna vez me dijo un jefe: “tómalo como un reto”.
¿Renunciar? No. Me gusta lo que hago. Me ha gustado con el tiempo porque de periodismo económico no tengo ni la más mínima idea. Así que no me vendí. Sigo pensando que lo ideal es hacer lo que me gusta, y no trabajar en algo sólo por supervivencia.
Además, no puedo pasar por alto las cualidades que tiene la persona que me lidera, pues gracias a él es que he podido enfrentarme a mis miedos en el periodismo… es por él que he podido escribir más de una nota semanal.
Igual, aún me sabe a mierda toda esta situación.
Por cierto, para el desocupado que leyó el anterior, no me regañaron.

No hay comentarios: